El derecho a tener una vida privada asegura la libertad y la dignidad de las personas, y es requisito para el ejercicio de otras garantías fundamentales, como la libertad de expresión.
Hoy, la privacidad está más amenazada que nunca: los gobiernos y el sector privado están utilizando la tecnología para violar la intimidad de las personas, con fines diversos.
Es por ello que necesitamos políticas públicas que protejan a los ciudadanos de estos abusos y garanticen el derecho fundamental a mantener parte de nuestra vida en privado.