Cierto: es una pregunta que denota un alto grado de paranoia, pero –lamentablemente- las probabilidades reales de que eso ocurre son más altas de lo que posiblemente estás imaginando. La cámara web y los micrófonos de nuestros dispositivos son muy sencillos de activar remotamente sin que lo notemos y por ello, son un blanco común de cibercriminales, empresas o estados interesados en espiarnos. Es posible que nadie te esté vigilando, pero ¿para qué correr riesgos innecesarios? Tan solo pega el sticker cubre webcam sobre la cámara y ya nadie podrá verte. ¿Necesitas realizar una videoconferencia o tomar una foto? No hay problema, despega el sticker y vuelve a colocarlo una vez que hayas terminado.

¿No tienes un sticker cubre webcam?
No te preocupes, un post-it o un poco de papel adhesivo también funcionan. Se ve más feo pero te protegerá.

Además de ser documentos importantes, probablemente funcionan con una tecnología llamada "identificación por radiofrecuencia" o RFID, un sistema de almacenamiento y recuperación de datos que permite autentificar la identidad de un objeto mediante ondas de radio. Sin embargo, como todo en esta vida, el RFID no está libre de vulnerabilidades: toda la información que contiene puede ser fácilmente obtenida por otros, clonada y robada. ¿Qué? ¿Cómo? ¿En serio? Dado que el sistema funciona mediante ondas, la información guardada en tus tarjetas puede ser accedida a distancia, permitiendo el robo de dinero, el acceso a tu información personal o incluso que te rastreen sigilosamente. ¿Qué hacer entonces? Fácil: tan solo coloca tus tarjetas dentro de los protectores incluídos en la Amistosa Caja Anti-Vigilancia y ya no podrán ser leídas a distancia.

¿No tienes un protector para tus tarjetas?
Puedes envolverlas en papel aluminio o utilizar tetra-pack. Es menos elegante, pero funciona.

A todos nos ha pasado: estás fuera y la batería del celular está a punto de agotarse; en cosa de minutos estarás sin comunicación. ¿Qué hacer? Tal vez conectar tu teléfono al computador de alguien o acudir a un punto de carga público, como los que hay en aeropuertos y centros comerciales. Simple, ¿no? Quizás no tanto. Cada vez que conectas tus dispositivos a través de la entrada USB, además de energía estás permitiendo el intercambio de datos, aun sin tu consentimiento. Esto puede ser peligroso pues permite el traspaso de virus y programas maliciosos, así como el robo de información. El computador de tu amigo puede estar infectado sin que él lo sepa, mientras que alguien malintencionado puede estar usando los puntos de carga público para sus propios fines. Pero no temas, existe una solución: el protector USB bloquea el traspaso de datos a tu dispositivo, permitiendo cargar la batería de forma limpia y segura. Conecta tu dispositivo al protector USB y este servirá de puente con la fuente de energía.

Si tus amigos se interesan en el protector USB, en este enlace podrás encontrar instructivos para fabricarlo con un cable USB que no utilices y un soldador eléctrico. Parece complicado, pero vale la pena echarle un vistazo.