La noche del 28 de noviembre, las fuerzas de seguridad allanaron la casa de Alaa. Cuando pidió ver la orden de detención, lo golpearon junto a su esposa, y se lo llevaron esposado y con los ojos vendados a un lugar desconocido. Actualmente se encuentra recluido en la prisión de Tora, centro de detención de máxima seguridad, históricamente utilizado para albergar a los sospechosos de crímenes violentos y de terrorismo.

Pero el único crimen de Alaa es promover la libertad de expresión a través de plataformas web, lo que le ha significado ser perseguido por todos los gobiernos de Egipto: en 2006 fue encarcelado por el gobierno de Mubarak. El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF) lo encarceló en 2011. Morsi presentó una demanda en su contra en 2013. Y ahora está encarcelado por el gobierno militar.

El actual gobierno ya condenó a Alaa a un año de cárcel en un juicio  similar, pero independiente. Los cargos actuales pueden agregar años de reclusión a esa pena.

En vísperas del tercer aniversario de la revolución del 25 de enero, expresamos nuestra preocupación por el caso de Alaa y los atropellos a las libertades civiles en Egipto, y exigimos su liberación inmediata, como también un juicio justo para todos los detenidos, en conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del que Egipto es signatario.

Más información acá.