En Chile, la legislación con respecto al derecho de autor se ha vuelto tan estricta y carente de excepciones básicas que hoy nos vemos enfrentados a un dilema: por un lado, se penaliza lo que podría significar plagio o el acto de la piratería, pero, por otro, se limita el legítimo derecho que tiene el público de acceder a estas obras.
A pesar de este adverso escenario, la sociedad civil ha comenzado a tomar cartas en el asunto. Hace unas semanas en Chile se realizó el primer ciclo de debates destinado a la discusión de estos temas, en lo que se llamó “Copiar o Compartir: Jornadas de Propiedad Intelectual y Copyleft”. Este encuentro reunió un amplio abanico de posturas, desde las que abogan por el acceso libre a la cultura, a los que están por una regulación –a distintos niveles- de ciertos derechos.
El Centro Cultural de España, encargado de la organización, invitó a participar de los talleres y conferencias a la ONG Derechos Digitales. Esta organización independiente y sin fines de lucro tiene como misión fomentar el respeto y la promoción de los derechos y libertades fundamentales en el entorno digital. Además, fue la encarga de traducir las licencias Creative Commons a la legislación chilena.
Durante las jornadas, los abogados representantes de ONG Derechos Digitales hicieron una revisión de los principales acontecimientos que, desde su creación a principios de los ‘70, han marcado los cambios en la Ley de Propiedad Intelectual (PI).
Se dejó en claro que uno de los cambios más drásticos en la ley chilena se registró con la entrada en vigencia del TLC con Estados Unidos el 1 de Enero de 2004, lo que significó, entre otras cosas, un nuevo cambio en la regulación del derecho de autor.
La urgencia en la adopción de dicho acuerdo comercial hizo imposible establecer un debate en el que participaran distintos sectores de la sociedad, limitando –de esta manera- que los actores en juego intercambiaran sus puntos de vista, lo que derivó en una postura unilateral, que no reflejó la riqueza de opiniones que surgían en el seno de la sociedad civil.
Las reformas en la ley de PI han repercutido principalmente en una protección más estricta del Derecho de Autor, en contraposición con los derechos de los ciudadanos de acceder a las obras creadas y a la información en general.
“A través de estas reformas, lo que se está haciendo es criminalizar al ciudadano, ya que debido a estas restricciones muchas veces éste se ve enfrentado a prácticas comunes y aceptadas, pero que para nuestra legislación resultan ser completamente ilegales”
afirmó Claudio Ruiz, abogado y Presidente de la ONG Derechos Digitales, en una de las conferencias.
Durante el desarrollo de este ciclo de debates, la ONG Derechos Digitales apeló a que el sistema de excepciones, en leyes tan restrictivas como la chilena, debería ser muchísimo más extendido. En este sentido, parece indispensable establecer un derecho a cita menos estricto al vigente, reinstaurar la utilización sin fines de lucro de ilustraciones y, además, establecer beneficios para minusválidos y para entidades específicas que trabajan en torno a la cultura.
“Esta ley es anacrónica e inorgánica y no contempla el uso de las nuevas tecnologías” sentenció Ruiz, refiriéndose a una legislación que hoy protege desequilibradamente los derechos patrimoniales de los titulares del derecho de autor, al no incluir en esta protección el derecho al acceso a la cultura por parte de la ciudadanía.
Los sistemas de licenciamiento libre como Creative Commons fueron presentados por la ONG como una buena respuesta para hacer frente a este desequilibrio legal. “Este contrato unilateral se superpone al estándar legislativo con el fin de incrementar el acceso y no la protección, ayudando a que la circulación de las obras tenga una mayor libertad a nivel jurídico”, aseguró por su parte Alberto Cerda, Director de Estudios de la ONG Derechos Digitales.
Estas respuestas o alternativas comienzan a tener importancia a nivel de opinión pública cuando la sociedad civil se da cuenta que cada vez está más coartada en materia de usos y acceso a la cultura.
Así mismo instancias como las jornadas “Copiar o Compartir” permiten tomar mayor conciencia de las restricciones a las cuales estamos sujetos legalmente, sobre todo con la aparición de Internet, y dan el espacio para que opciones como las licencias Creative Commons se conozcan y se consideren como una oportunidad para acceder a la cultura y compartir con los demás los conocimientos y creaciones.