Esta semana se ha discutido en Ginebra la posible adopción de un tratado que garantice acceso a las personas con discapacidad a las obras protegidas por derecho de autor. Desfortunadamente, la resistencia de la Unión Europea y de los Estados Unidos parece posponer una vez más una solución para dichas personas. ¡Una iniciativa que lleva ya 30 años en discusión!
La siguiente columna, Alberto Cerda, de ONG Derechos Digitales, pone la iniciativa en el contexto del derecho humano a acceder a los progresos y beneficos de las artes, ciencias y tecnología.
Imagina que vas a una biblioteca pública para acceder a contenidos educativos o de esparcimiento. Ya en su interior, te desplazas por pisos, secciones, anaqueles y estantes, buscando aquel libro que deseas leer. Finalmente, lo encuentras, pero no lo puedes sacar siquiera del estante, ni leer, ni menos llevar a casa. Desistes, vas por otro libro. Lo encuentras, pero tampoco está disponible. Y por otro, y otro. Y así sucesivamente, hasta que das con uno que te interesa y está disponible. Imagina que, de acuerdo a la política de la biblioteca, solo uno de cada veinte libros está disponible para tu lectura, los restantes no. Ese es exactamente el nivel de acceso a la cultura de que gozan las personas con discapacidad visual: solo un cinco por ciento de los libros está disponible para ellos en un formato apropiado.
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