Cada vez es más común escuchar y leer sobre los avances de la inteligencia artificial (IA) y los cambios que introduce en distintos campos del quehacer humano, los que, es justo decirlo, nos sorprenden cada vez con mayor frecuencia. La educación no es la excepción.
De un tiempo a esta parte, la IA ha pasado a formar parte de las herramientas que las y los docentes utilizan en su trabajo. “La capacidad de aceleración exponencial de los cambios a partir de la introducción de tecnologías basadas en machine learning genera un potencial revolucionario”, afirma la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), en su estudio “El futuro de la Inteligencia Artificial en educación en América Latina”, que también advierte que aún no somos capaces de dimensionar las transformaciones profundas que podría generar la aplicación de la IA a la educación.
La IA ha llegado a la educación de maneras diferentes: por un lado, están los cursos virtuales; por otro, herramientas de automatización o aceleración de procesos disponibles para estudiantes y docentes. Sin embargo, como sociedad hemos evaluado escasamente los pros y los contras de su implementación. No sabemos si los docentes se encuentran capacitados para utilizar esas herramientas, ni qué sucede con la privacidad de las y los estudiantes cuya formación está a cargo de estos sistemas. Encontrar estas respuestas puede ayudarnos a analizar el avance y las posibles consecuencias de la IA en la educación, las posibilidades y los riesgos, algunos conocidos y otros inciertos.
IA Generativa en las aulas
La IA Generativa es un área de la IA con foco en la generación de contenido original a partir de datos ya existentes. Usa algoritmos y redes neuronales avanzadas para aprender de textos e imágenes, para luego elaborar contenido nuevo. Hemos escuchado mucho sobre la IA Generativa a partir de noviembre de 2022, con el lanzamiento del CHATGPT, cuya característica estrella es la capacidad de generar texto, imágenes, vídeos, música y códigos de software. Estas capacidades dan lugar a múltiples aplicaciones en la educación, como chatbots y algoritmos de aprendizajes, entre tantos otros.
Generalmente, se trata de recursos entrenados con valores y normas sociales dominantes en el Norte Global, lo que implica un aumento y empeoramiento de las brechas digitales en el área pedagógica en todo el resto del mundo, al reproducir sesgos propios de países desarrollados con poca o nula relación con la experiencia sensible de las y los habitantes de la Mayoría Global.
UNESCO advierte que, en el ámbito educativo, la IA enfrenta numerosos desafíos. El principales desarrollar prácticas de enseñanza y aprendizaje innovadoras. En “La Inteligencia Artificial en la Educación” declara que “El vínculo entre la IA y la educación consiste en tres ámbitos: aprender con la IA (por ejemplo, utilizando las herramientas de IA en las aulas), aprender sobre la IA (sus tecnologías y técnicas) y prepararse para la IA (por ejemplo, permitir que todos los ciudadanos comprendan la repercusión potencial de la IA en la vida humana)”. UNESCO admite también que sería ingenuo, sin embargo, no reconocer que los avances tecnológicos que suceden de manera rápida, como lo que ocurre con la IA, implican riesgos y retos y, en América Latina, las políticas y los reglamentos todavía tienen dificultades para hacerse cargo de ellos.
“Crear nuevas agendas de investigación se ha convertido en una tarea cada vez más urgente y relevante. Estamos atravesando el tiempo de un gran laboratorio, donde se están experimentando a velocidad avanzada distintos desarrollos educativos con IA”, reflexiona el documento de la UNESCO, afirmando que motores de IA (como CHATGPT) pueden contribuir a ampliar o limitar los horizontes educativos. Añade una visión que consiste en que asegurar una “IA para todos”, donde la Inteligencia Artificial sea utilizada para reducir las brechas existentes en el acceso al conocimiento y a la investigación, y no acentúe las diferencias entre países y dentro de estos.
Docentes al pizarrón
UNESCO realizó una encuesta en más de 450 escuelas y universidades a nivel mundial, que arrojó muestra que menos del 10% de los centros educativos encuestados tienen políticas institucionales o directrices formales relativas al uso de aplicaciones de IA generativa. Posiblemente se deba, en gran parte, a la ausencia de claras normativas nacionales.
En Uruguay, recientemente se realizó el Primer debate sobre Inteligencia Artificial y Educación de ANEP, donde docentes y autoridades reflexionaron sobre los posibles impactos de las herramientas de IA en las aulas. La pregunta disparadora fue si el sistema educativo nacional está preparado ante la presencia de la Inteligencia Artificial. Los docentes sostuvieron que “deben ser los primeros en el camino de conocer esta tecnología para evitar cierta asimetría” y ser “guías en la adopción” de la IA. Se reconoció también que no todos los docentes están preparados para integrar inteligentemente IA en sus clases.
Es fundamental integrar a docentes y estudiantes en la discusión sobre la introducción de la tecnología en el proceso educativo, ya que de nada sirve dar este paso sin sentido de pertinencia pedagógica y que, además, sea apropiado por las y los involucrados. La formación de los docentes es fundamental para garantizar una aplicación ética de sistemas de IA en las escuelas. Las reglamentaciones gubernamentales, además, son cruciales para asegurar un enfoque centrado en las personas para el uso de la IA.
En un artículo publicado por el diario argentino INFOBAE, un docente reflexiona sobre el CHATGPT y menciona que “nos debería levantar la vara a los docentes, y nos daría muchas herramientas para facilitar el aprendizaje”. Señala también que “Cuantos más datos tengamos, potenciado con la digitalización, más conocimiento vamos a poner a disposición para seguir entrenando estos modelos”. Sin embargo, afirma también que “el uso excesivo de ChatGPT por los estudiantes durante el proceso, y ejercitación en trabajos prácticos, puede traer la disminución de la creatividad y la independencia de pensamiento de los estudiantes”.
Coincide con esa opinión el el sitio web español EDUCACIÓN 3.0, que en un artículo titulado “No todo vale con la Inteligencia Artificial en la educación” nos recuerda que , más allá del potencial de esta tecnología para distintos aspectos relativos a la enseñanza, aún no podemos afirmar que existen beneficios derivados del uso directo de las herramientas en las aulas. El articulo además trae a la vista que no todos los contenidos curriculares de la escuela son asuntos de las máquinas: la ética, la moral, el cuidado común o el cuidado del medio ambiente, por nombrar algunos ejemplos. Entrenar el espíritu crítico, prosigue, puede incluir el descubrimiento de lo que subyace a, construye y entrena una IA.
El compromiso ético
Docentes e investigadores han declarado, además, que el uso de la IA trae consideraciones éticas, como el impacto de la IA en la privacidad de los estudiantes y la seguridad de sus datos.
Este tipo de herramientas se alimentan de datos, que se recogen de distintas fuentes y que en muchos casos fueron producidos con finalidades distintas. En el marco educativo, esto puede incluir información sobre el rendimiento escolar, pero podría abarcar un espectro mayor, atendiendo a la complejidad de las relaciones sociales que se producen dentro y fuera del aula, como intereses, interacciones y hasta perfiles emocionales y psicológicos.
La discusión en torno al tipo de tecnologías que se implementan, la forma en que se usa, los cuidados implementados en materia de derechos humanos, así como el nivel de control real y transparente que sobre la información que entra y sale del sistema son requisitos fundamentales para evitar la imposición de una lógica extractivista parasitaria de los sistemas educativos, que merme el derecho a la autonomía de estudiantes y docentes. Más todavía, cuando hablamos de niñas, niños y adolescentes.
El desarrollo de un compromiso ético profundo de las autoridades y de los cuerpos docentes con el derecho a la educación, a la autonomía, a la privacidad y a la intimidad son fundamentales previo a la implementación de cualquier sistema de IA.