El Trans-Pacific Partnership Agreement (TPP) es el acuerdo de libre comercio que, a instancias del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, es actualmente negociado con Australia, Brunei, Chile, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, y Vietnam. El acuerdo es aún secreto, a pesar de que lleva más de siete rondas de negociaciones. Sin embargo, el capítulo de propiedad intelectual se filtró hace unos meses y su análisis muestra que varias medidas afectarán seriamente a los usuarios y consumidores.
La propuesta de TPP daña a los consumidores. La implementación de las medidas previstas en el TPP incrementará el costo de acceso a medicamentos. Las medidas para obtener el cumplimiento de la ley menoscabarán los derechos de las personas, especialmente su vida privada. Además, las medidas previstas en el TPP incrementarán el costo de acceso a los bienes culturales y la tecnología. Así, música, libros, películas, software, y videojuegos podrían incrementar significativamente su costo, castigando a los consumidores. ¿Cómo el TPP castigará a los consumidores? Eliminando las llamadas importaciones paralelas.
Hoy, la ley establece que el titular de los derechos de autor controla la distribución de sus obras. Sin embargo, una vez que la obra o una copia de ella es vendida por su titular, ésta puede ser re-vendida una y otra vez sin su autorización. A nivel local, esto permite, por ejemplo, el funcionamiento de las librerías de segunda mano. A nivel internacional, esto permite las importaciones paralelas, o sea, la internación al país de bienes legítimamente adquiridos en el extranjero para ser re-vendidos en Chile. Así los consumidores locales pueden escoger entre “Harry Potter” impreso en Estados Unidos, España, o Singapur. Las importaciones paralelas incrementan la competitividad entre los proveedores y redundan en menor costo para los consumidores.
Las importaciones paralelas están actualmente permitidas en los acuerdos internacionales de comercio y la legislación de Chile las permite. De acuerdo a la ley de derechos de autor, el titular de los derechos de autor no tiene derechos en la re-venta de su obra una vez que él ha distribuido. Sin embargo, el TPP intenta eliminar las importaciones paralelas. De acuerdo a la propuesta estadounidense, el titular de los derechos de autor tendría un nuevo derecho monopólico exclusivo: el derecho a controlar las exportaciones de su obra. O sea, si usted compró un libro no podrá exportarlo a otro país para su re-venta, sino obtiene primero la autorización del titular de los derechos de autor (y, presumiblemente, paga el precio de dicha autorización).
¿A quiénes afectaría esta nueva regulación? La medida incrementaría el gasto de los servicios de aduanas, que tendrían que dedicarse a fiscalizar que los bienes ingresados al país cumplieran con las nuevas normas sobre derechos de autor. La medida incrementaría también los costos de las tiendas de venta de música, videojuego, software y otros proveedores de bienes protegidos por derechos de autor. La medida afectaría también la capacidad de los proveedores locales –editores y productores- para exportar su producción a otros países. Sin embargo, los más perjudicados serán los consumidores y sus bolsillos, quienes deberían pagar un mayor precio por el acceso a la cultura, la tecnología, y el entretenimiento.
La legislación actual de varios países –así Australia, Malasia, Nueva Zelanda, y Singapur– admiten las importaciones paralelas. Incluso en los Estados Unidos no es completamente claro si las importaciones paralelas están permitidas o prohibidas; la Copyright Act no es tajante y la Corte Suprema estadounidense ha evitado zanjar la discusión. De lo que no cabe duda es que permitir las importaciones paralelas favorece a los consumidores, tanto en países en desarrollo como desarrollados. Otorgar a los titulares de derechos de autor un nuevo derecho para controlar la importación de sus obras castigará a los consumidores y a sus bolsillos ¡Consumidores del mundo, uníos!
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Alberto Cerda Silva